martes, 15 de junio de 2010

Hasta la Victoria, siempre!

 
MILONGA DEL FUSILADO
de Carlos María Gutiérrez y Guerra


No me pregunten quién soy,
ni si me habían conocido,
los sueños que había tenido,
crecerán aunque no estoy.

Ya no vivo, pero voy
en lo que andaba buscando,
y otros que siguen peleando,
verán nacer otras rosas,
que en el nombre de esas cosas,
todos me estarán nombrando.

No me recuerden la cara,
que fue mi cara de guerra,
mientras hubiera en mi tierra,
necesidad de que odiara.

En el cielo que ya aclara,
verán cómo era mi frente.
Me oyó reir poca gente,
y aunque mi risa ignorada
la hallarán en la alborada,
del día que se presiente.

No me pregunten la edada,
tengo los años de todos,
yo elegí entre muchos modos,
ser más viejo que mi edada.

Y los años de verdad,
son los tiros que he tirado,
nazco en cada fusilado,
y aunque el cuerpo se me muera,
tendré la edad verdadera,
del niño que he liberado.

Mi tumba no anden buscando,
porque no la encontrarán,
mis manos son las que van
en otras manos tirando.

Mi voz la que va gritando,
mi sueño el que sigue entero,
y sepan que solo muero,
si ustedes van aflojando.
Porque el que murió peleando,
vive en cada compañero.


domingo, 13 de junio de 2010

Siempre Diego

A minutos del inicio del partido Argentina - Nigeria, iba por la calle, apurada, tratando de llegar a tiempo para verlo. Cruzando personas enfundadas en camisetas argentinas, solas o en grupitos, apuradas igual que yo.
Banderas, gorros, el busquerío a pleno adueñado de las esquinas. Celeste y blanco.
Televisores en todos los negocios. Radios en los autos y en los colectivos. El centro de Morón era un hervidero de gente que corría para sentarse a tiempo frente a alguna pantalla.
Paso por Frávega, veo la cara de Messi cantando el Himno. La puta, me pierdo el principio, pensé, mientras se me erizaba la piel escucharndo el OH-OH-OH-OH, OH-OH-OH-OH de los vendedores y de un grupete parado en la puerta, bajo una llovizna que nadie parecía percibir, absortos como estaban en la pantalla gigante.
Bocinas, saludos, alegría.
Diego, Diego, Diego. Símbolo como nunca del resurgimiento, de que no está vencido quien pelea. Un legítimo Ndm, sin duda alguna.
Llegué tarde, claro. Ya íbamos uno a cero. Ahora sé que tengo que salir a pasear un rato por Morón antes de cada partido, e infaltablemente, perderme los primeros cinco minutos. Que le vamos a hacer.