Hay en general una tendencia a dicotomizar: bueno o malo, blanco o negro. Y no vengo a decir lo de la infinita gama de grises... sino algo más radical (con perdón de la palabra, jaja), que desconfiemos de la división en sí.
El espacio político, el espacio comunicacional, el espacio social, no tienen "campos" claramente divisibles, sino multiplicidades y superposiciones dialécticas, en cada una de las cuales se desarrolla una lucha. Y eso sucede permanentemente.
Dentro del gobierno, dentro de la oposición, dentro de cualquier estructura social y humana. Todo el tiempo, absolutamente todo el tiempo, estamos protagonizando esa lucha. El gobierno, en tanto estructura social, también tiene ambos polos y lo mejor que podemos hacer es aportar para definir cada batalla, ayudando a inclinar la balanza para el lado de los que sufren.
1 comentario:
El bien y el mal definen por penal, pero... ¿Y el partido? ¿Se juega o no se juega? ¿Quiénes lo juegan?
Lo pregunto porque, en esa dicotomización de la que hablás, pareciera que al resultado lo definen unos pocos, en un pequeño sector de la cancha, y los que debieran ser los protagonistas (los jugadores) quedan relegados al papel de espectadores, siempre obligados a aceptar lo que pase (o lo que decidan esos pocos), sin poder influir en el desarrollo del juego ni, mucho menos, en el resultado final.
Publicar un comentario