Es famosa la escena de No habrá más penas ni olvido, en la que se enfrentan a los tiros y los dos bandos gritan lo mismo. Famosa y dolorosa. Síntesis de una historia tantas veces negada que los velos que la cubren parecen infinitos.
Viva Perón carajo. Gritado a plena voz o masticado entre broncas e impotencias. Como grito de identidad, como grito de rebeldía, como desafío tirado a la cara de esos que habían prohibido los nombres Perón y Evita.
Como un arma. Como un desplante. Como un volveremos.
Viva Perón carajo. Como trazando una raya, acá nosotros, allá ustedes, viva Perón carajo.
A 55 años del 55, el intento de desarmar el avance del pueblo y de desarticular la memoria ha pasado por distintas fases. De prohibir el nombre de Perón, a perseguir al fantasma del "marxismo internacional" y la "subversión apátrida". De la "Libertadora" a la Doctrina de la Seguridad Nacional. Del bombardeo en pleno día a Plaza de Mayo a los alrededor de quinientos centros de detención clandestinos hasta ahora conocidos.
Distintos modos, los mismos protagonistas.
Con una clara constante: siempre al servicio de los poderosos y de los explotadores, siempre al servicio de los intereses extranjeros, siempre las cien familias agroexportadoras, aliadas a los usurpadores del Estado y entongadas con sus socios del exterior, siempre los grandes medios alabando la entrega.
Y el pueblo resistiendo, en las múltiples formas que puede tener una resistencia. Resurgiendo, reinventándose, resignificándose. Con grandes gestos de heroísmo o con pequeñas muestras de testarudez. Contándole al oído a los más pequeños que las cosas no eran como parecían. Obstinándose, aún sin saberlo.
Siempre elegí la izquierda. Desde que pude entender algo. Siempre supe que la lucha era del pueblo contra los explotadores. Siempre supe que era organizándose desde abajo, siendo protagonistas, poniendo en juego lo que cada uno somos y lo que cada uno deseamos. Ganando el Estado, para que el Estado haga ganar al pueblo.
Y no soy peronista. Como no soy guevarista, ni ningún "ista". Porque creo que la lucha es de los pueblos, más que de los líderes. Y porque creo que los pueblos llevan a los líderes a la victoria y no al revés.
No soy peronista, igual que no lo son otros muchos, que luchan las luchas del pueblo y que creen en profundizar los avances que hoy está produciendo el Gobierno Nacional. Y a diferencia de otros muchos, que sí son peronistas, y luchan y creen en lo mismo.
Que sabemos, todos, que el enemigo es el mismo de siempre. Y que es poderoso.
Y que sabemos, todos, que no tiene sentido trazar líneas que nos dividan entre "nosotros".
Entonces, puede ser que para algunos valga el viva Perón carajo. Y que para otros no tanto. O que hoy, para mí, sea lo mismo que decir: CHUPALA! Estamos acá, nosotros, y no somos lo que ustedes quieren que seamos. No nos resignamos.
¡Hasta la Victoria Siempre!
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