Qué poco importa todo. Qué poco la vida, qué poco la muerte.
Estadísticas, fórmulas. Mueren, matan, son matados. Hombres y mujeres, niños y niñas, todos los días mueren, de falta de cuidado, de pobreza obligatoria, de saqueo moral, de ilusiones aplastadas, de techos con agujeros, de días sin motivo.
Muertes cotidianas, muertes invisibles.
Que también tienen autores.
Autores que matan por poder, por riquezas, por política o porque sí.
Con balas o con exclusión.
Hoy es Mariano, cayendo herido de muerte mientras pedía nada más que lo justo, baleado por los que siempre se llevan todo. Antes Matías, a quien le cerraron las puertas por culpa del miedo inyectado diariamente. Y antes, y después, y siempre, pero siempre, los muertos son del pueblo.
Y hay sangre en las manos de los mismos de siempre.
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