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Hace 10 años un puñado de compañeros y compañeras estábamos en vísperas de acceder al gobierno municipal de Morón. Promedio de edad 30 años. Martín cumplió los 30 siendo Intendente; ahora, va a cumplir los 40 como Diputado Nacional.
Ni en estos diez años ni en los anteriores se alejó de los principios de lucha que le dan motivo para levantarse a la mañana, a él y a todo el conjunto de militantes que cada vez va creciendo con más fuerza y con más alegría.
Qué sé yo lo que pasó en estos 10 años! Imposible resumirlo acá.
Una experiencia pionera en gobierno comunal, con participación, con real interés en la restitución de los derechos de las personas, afectados por las crisis y por las injusticias acumuladas. Con altísimo compromiso militante, no sólo de Martín sino de todos y cada uno/a de los integrantes del gobierno, con cargos o sin ellos.
Con una acción política decidida en Derechos Humanos, con la creación de la Casa de la Memoria y la Vida en Seré, primer centro de la memoria del país creado en lo que fuera un campo de exterminio.
Con el gobierno llevado a los barrios, descentralizando, creando salas de atención primaria, unidades de gestión comunal por localidad, gestión participativa del presupuesto.
Con una administración absolutamente justa y equitativa de los planes sociales y de las políticas de empleo y apoyo a la empleabilidad.
Con la promoción de la cultura y el arte como nunca antes hubo.
Con miles de cosas que se me agolpan en la garganta y no me dejan escribirlas.
Se hizo un camino importante en Morón, un camino que nos debemos desde la izquierda desde hace muchos años
Y el que viene y lo encuentra expresado en hechos, no lo puede creer...
Una experiencia que nos atravesó... es decir, literalmente: pasó a través de nosotros, cambiándonos, modificándonos, redefiniéndonos.
Hubo compañeros y compañeras con úlceras, con gastritis, con alergias, con todo tipo de enfermedades psicosomáticas. Todos y todas pusieron el cuerpo. Ninguno se hizo rico. Hubo encuentros y desencuentros, amores y desamores, pero hay un amor que nos conmueve en lo más íntimo y que sigue tan vivo como el primer día, el amor por la justicia y por la lucha de los que más sufren en nuestro pueblo.
Hace unos meses, en una asamblea, Martín decía que lo de Transparencia Internacional y todo eso estaba joya, pero que la verdad es que a él ni se le ocurriría afanar porque su mamá le daba vuelta la cara de un bife. Es hijo de militantes, integra una familia de militantes.
Es UNO DE NOSOTROS.
Martín, con inmenso orgullo te acompaño en ésta y en todas las que vendrán.
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